Cuenta la leyenda que Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises), fundó la ciudad de Alba Longa en la orilla derecha del río Tíber. En esta ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio, quién destronó a Numitor. Para que Numitor no pueda tener descendencia que le arrebate el trono, condenó a su hija Rea Silvia a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que se mantuviese virgen.
Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Cuando nacieron fueron colocados en una canasta y arrojados al Tíber para salvarlos. La cesta encalló en la zona de las siete colinas ubicada cerca de la desembocadura del Tíber en el mar.
Luperca, una loba, se acercó a beber y recogió a los hermanos. Los llevó a su guarida en el Monte Palatino y los amamantó hasta que un pastor los encontró y rescató. La mujer del pastor finalmente los crió. Siendo adultos, los mellizos restituyeron a Numitor en el trono de Alba Longa. Luego fundaron una ciudad, como colonia de Alba Longa, en la orilla derecha del Tíber donde fueron amamantados por la loba, para ser sus reyes.
Cuentan que la loba que amamantó a Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. La palabra loba (lupa, en latín) también se utilizaba en forma despectiva para las prostitutas de la época.
La leyenda además narra cómo Rómulo mató a su hermano Remo. Cerca de la desembocadura del Tíber había siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. Los hermanos discutieron acerca del lugar donde fundar la ciudad y optaron por consultar el vuelo de las aves, a la forma etrusca. Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino y Remo observó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo delimitó la nueva ciudad trazando un recuadro con un arado en la cima del Palatino y juró matar a quien osase traspasarlo. Remo lo desobedeció y con desprecio cruzó la línea. Su hermano lo mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Eso habría ocurrido alrededor del año 754 a.C. según la versión de la historia oficial de la antigua Roma.
La versión griega
Algunas fuentes antiguas relacionan la fundación de la ciudad con el mundo griego, debido a que los fundadores tenían ascendencia troyana. Una leyenda presenta a Eneas, un príncipe troyano, como antepasado directo de Rómulo y Remo, el cual, al casarse con la hija del rey latino se convirtió en rey.
Esta interpretación se encuentra no sólo en historiadores griegos, sino que también fue defendida en el mundo italiano frente a otras tradiciones que le asignaban un origen arcadio, relacionadas con el mito de Evandro; o aqueo, vinculada con el de Odiseo o Ulises. De esta forma la historiografía griega atribuye un origen divino y griego a la fundación de Roma, versión aceptada luego por ésta.
A pesar de ello no puede considerarse aceptable la tradición de un origen troyano de Roma si se compara la fecha de la destrucción de Troya (1200 a.C.) con los restos arqueológicos de los poblados del Lacio y el Septimontium, similar a otros del Bronce Final de Italia y que dista bastante de ser un importante asentamiento, mucho menos una ciudad.
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