Orígenes y Edad Media
La primera mención de Berlín de la historia es en 1230 cuando se trataba de una pequeña colonia de pescadores y cazadores cuya población se mantuvo relativamente independiente durante los siglos XIII y XIV.
En 1415, la familia Hohenzollern gobernaba el estado de Brandeburgo, parte integrante del Sacro Imperio Romano Germánico, se instala en Berlín. A fines del siglo XV declaran a la ciudad capital de Brandeburgo.
Durante el siglo XVI Berlín padeció las luchas que recorrieron el continente tras la Reforma.
De la Reforma al Imperio
En 1516 y 1517, las 95 Tesis de Lutero encuentran en Alemania terreno fértil, iniciando un largo período de inestabilidad entre los defensores y detractores del Papado.
Las guerras sumieron a Alemania en una grave crisis que duraría un siglo y medio. Durante el siglo XVI una espiral inflacionaria favoreció a la burguesía y empobreció a la pequeña nobleza. Más tarde, en el siglo XVII los precios no dejaban de caer.
Berlín fue parcialmente destruida durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
La recuperación comenzó a fines del siglo XVII y continuó durante el XVIII, cuando se convirtió en una de las más hermosas capitales de Europa. En 1788 se construyó la famosa Puerta de Brandeburgo.
Capital del Imperio Prusiano
Las tropas napoleónicas ocuparon Alemania haciendo surgir la conciencia nacional y convirtiendo a Berlín en la sede del movimiento nacionalista alemán.
En 1871 Prusia venció a los franceses en la Guerra Franco-Prusiana. El Estado de Brandeburgo pasó a integrar Prusia y Berlín se transformó en la capital del nuevo Imperio Prusiano.
Convertirse en capital del Imperio permitió a Berlín experimentar un fuerte crecimiento demográfico pasando de 825.000 habitantes en 1871 a casi 2.000.000 en 1900 y a 4.000.000 en 1925. La ciudad consiguió así ser un referente arquitectónico, cultural y financiero a nivel mundial.
El nacimiento del Imperio alemán dio paso al denominado período de La Paz Armada. Esta etapa de la historia de Berlín fue muy convulsa, ya que las potencias europeas se dividieron en dos bandos: la Triple Alianza y la Triple Entente, que terminarían enfrentándose en la Primera Guerra Mundial.
Primera Guerra Mundial
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, detonada por el enfrentamiento entre el Imperio Austrohúngaro y Serbia. Alemania se unió a la coalición de las Potencias Centrales, integrada por los Imperios Austrohúngaro y Otomano y el Reino de Bulgaria.
En 1918 el Bloque Central fue vencido por las Fuerzas Aliadas.
Luego de la derrota en la Primera Guerra Mundial en Alemania se instauró la República de Weimar que perduró hasta 1933. Ese año Adolf Hitler fue nombrado Canciller dando inicio a una política que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial.
Segunda Guerra Mundial
El 1 de septiembre de 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial cuando Alemania invadió Polonia.
Al finalizar la guerra Berlín fue arrasada por los bombardeos aéreos realizados por los ingleses y americanos y por el avance del ejército ruso.
El 8 de mayo de 1945 fue firmada el acta de rendición. Tras la conferencia de Potsdam, Alemania fue dividida en cuatro zonas administradas por cada una de las potencias vencedoras. Berlín quedó dentro del área administrada por la Unión Soviética y también fue dividida en cuatro partes.
El Bloqueo de Berlín y la Guerra Fría
Los tres sectores occidentales se reunificaron en 1948 y el 23 de mayo de 1949 se aprobó la Ley Fundamental de Bonn, que dio origen a la República Federal de Alemania.
La URSS no aceptó que su zona integrase la reunificación y el 7 de octubre de 1949 creó la República Democrática Alemana.
Previamente, el 23 de junio de 1948, Stalin decidió bloquear totalmente la ciudad de Berlín cortando todas las vías de acceso terrestre.
El bloqueo de Berlín duró casi un año y los aliados occidentales debieron montar un puente aéreo en el Tempelhof para abastecer a la ciudad.
Finalmente el bloqueo impuesto por los soviéticos fracasó y fue levantado el 12 de mayo de 1949. También fue suprimido el puente aéreo.
Desde 1948 hasta 1989 las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética fueron muy tensas dando inicio a una carrera armamentística que fue denominada Guerra Fría.
Durante la Guerra Fría, Alemania occidental rechazó todas las negociaciones de unificación propuestas por los soviéticos porque no quería renunciar a Pomerania, Silesia y Prusia oriental.
El Muro de Berlín y el Telón de Acero
El 5 de marzo de 1946 Winston Churchill se refirió a la política de la Unión Soviética calificando a la frontera física e ideológica que vendría después con la expresión del Ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels de que "una cortina de hierro ha descendido a lo largo del continente europeo", originando el término Telón de Acero.
A partir de 1961 las autoridades de la República Democrática Alemana (RDA) ordenaron construir un muro para separar a Berlín occidental de la RDA. El argumento fue querer evitar un eventual ataque de occidente y la salida de moneda hacia la parte occidental, cuando, en realidad, el muro fue levantado para evitar que los alemanes democráticos huyeran del "paraíso socialista".
Con una extensión de 144 kilómetros, el Muro de Berlín rápidamente se convirtió en el símbolo de la Guerra Fría.
Finalmente el 9 de noviembre de 1989 el gobierno de la RDA se vio obligado a aceptar la libre circulación de los ciudadanos entre ambas partes de la ciudad ocasionando la Caída del Muro de Berlín.
Capital de la Alemania unificada
El 3 de octubre de 1990, casi un año después de la desaparición de la RDA, anexionada de hecho por la RFA, nació la Alemania unificada. La capital fue trasladada de Bonn a Berlín.
Luego de la reunificación, los alemanes occidentales comenzaron lentamente la asimilación de sus hermanos excomunistas, con un costo aproximado de 6 mil millones de euros mensuales durante 20 años.
Actualmente la asimilación-compra ha finalizado y las diferencias de derecho entre los ciudadanos de ambas zonas han desaparecido.
En los últimos años la construcción de grandes avenidas con edificios vanguardistas, obra de los mejores arquitectos del mundo, está transformando la ciudad casi por completo.
Berlín se prepara para convertirse en la capital más importante de Europa, abierta, moderna, con una población joven, tolerante, culta, y donde están surgiendo muchos de los nuevos movimientos juveniles europeos.
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